Ya recibido de Licenciado en Kinesiología y fisiatría en la universidad (U.B.A) en el 2006, iniciando en la rehabilitación respiratoria y neurología, cada paciente me hacía sentir las limitaciones que como profesionales de la salud tenemos en el tratamiento del dolor. Eso encendió una llama en mí que aún hoy – una década y media después–, continúa ardiendo.

En esa búsqueda constante realicé el post grado de osteopatía en la Escuela osteopática de Buenos Aires (E.O.B.A) que concluí en 2012, luego estudié acupuntura en el Instituto Argentino de Acupuntura (I.M.A.D.A), todo esto abrió mi cabeza a interpretar el cuerpo humano en forma global: somos movimiento, cualquier alteración en el movimiento puede generar una patología a futuro; la buena irrigación e inervación son imprescindibles en el funcionamiento de esta máquina perfecta en la que cada eslabón depende del otro. Ya tenía dos pilares en apoyarme, para terminar de equilibrar la mesa de una salud global necesitaba una tercera pata.

Comencé a entender la gran influencia que tiene el sistema digestivo sobre toda la columna vertebral y a su vez en la postura y salud en general de las personas. Toda repercusión sobre el sistema digestivo influye sobre la columna y el cuerpo en general, tanto por tensión de fascias como por el contacto directo (el sistema digestivo se apoya y se sostiene de casi todos los segmentos vertebrales). Realicé el post grado en medicina ayurveda en la fundación AyurvedaPrema en 2017 y luego profundicé mis conocimientos con un diplomado en nutrición deportiva en EdutinAcademy (EEUU) en el 2020. Así logré equiparar los tres grandes pilares que sostienen mi forma de enfrentar el dolor y devolver la salud a tu cuerpo.

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